

Simplemente trabaja o escoge ingredientes a ser posible de temporada para la base de tu crema: calabaza, boniato, puerro, remolacha, zanahorias, calabacín, pimiento, lombarda… Retira la piel, si la tuviera, y trocea en piezas grandes sin preocuparte en picar mucho.
Añade los ingredientes extra que darán más sabor, como cebolleta, hierbas aromáticas, alguna patata, manzana o pera. Salpimenta, añade un chorrito de aceite de oliva y asa durante unos 35-40 minutos a 200ºC, hasta que estén en su punto.
Tritura las verduras cocinadas en el vaso de tu batidora, añadiendo un poco de agua y caldo para ajustar la consistencia a tu gusto. Prueba y corrige de sal, sazonando con especias o enriqueciendo la mezcla con leche o nata líquida. Con la batidora consigues esa textura perfecta en apenas unos segundos y puedes servir directamente las porciones sacando el vaso.
Es una manera estupenda de cocinar cremas de verduras deliciosas sin complicarnos en la cocina, perfectas para la cena o para preparar con antelación y tener reservas en la nevera durante varios días. Aprovecha cuando enciendas el horno y utiliza también los restos de verduras que se hayan podido quedar en la nevera; verás cómo asándolos consigues muchísimo sabor.